lunes, 29 de noviembre de 2010

AMAZONAS AQUÍ Y ALLÍ


Las Amazonas eran un pueblo de mujeres que descendía del dios de la guerra Ares y de la ninfa Harmonía. Su reino se ubicaba al norte, para unos tras las laderas del Cáucaso, para otros en Tracia o en la Escitia meridional.
Se gobernaban por sí mismas, sin intervención de ningún hombre, y a su cabeza tenían una reina.
Diversas leyendas cuentan los combates sostenidos por los héroes griegos contra ellas: Belerofonte en cumplimiento de una orden de Yóbates; Heracles que recibió de Euristeo la misión de ir a las márgenes del Termodonte, en Capadocia, para apoderarse del cinturón de Hipólita, reina de las Amazonas.
Hipólita habría consentido en esta prenda a Heracles, pero Hera, celosa del héroe, provocó una sedición entre las amazonas, y Heracles tuvo que matar a Hipólita y retirarse luchando.
La diosa a la que las amazonas adoraban principalmente era, por supuesto, Ártemis, cuya leyenda tantos puntos comunes ofrece con el género de vida atribuido a ellas: guerreras y cazadoras. Por eso, a veces, se dice que fundaron la ciudad de Éfeso y la construcción del gran templo de Ártemis allí.
Pero Amazonas es el río más ancho, largo, profundo y caudaloso del mundo, y un estado brasileño, llamado así desde 1858.
Francisco de Orellana descubrió y dio nombre al río, recordando la antigua leyenda griega al tener noticias de una tribu femenina de guerreras que opuso feroz resistencia a los conquistadores.

por Mª Lucía Naranjo Simoes
(que también ha llegado a nosotros desde aquel lado)
alumna de 4º de Cultura Clásica

jueves, 25 de noviembre de 2010

MÁS ALLÁ DE LAS COLUMNAS DE HÉRCULES

Los alumnos de Cultura Clásica implicados en el proyecto de la II Noche de Cine y Educación, rastrean en nuestra materia cómo lo griego y lo latino saltó la barrera del mar que se creía el finis terrae.

¿QUÉ SABÍAN DE AQUEL OCÉANO LOS GRIEGOS?

La Atlántida, una gran isla situada al otro lado de las Columnas de Hércules (el estrecho de Gibraltar), estaba habitada por los atlantes.
Los dioses se repartieron la tierra y la Atlántida correspondió a Posidón. Allí vivía Clito y el dios se enamoró de ella y engendró cinco parejas de gemelos, el mayor de ellos Atlante. Posidón dividió el territorio en diez porciones y Atlante reinó en la montaña central. Poseía toda clase de riquezas y su pueblo era el más avanzado del mundo. Los reyes edificaron ciudades que facilitaban la defensa y el comercio. Los atlantes fueron fieles a sus leyes justas, pero con el tiempo se hicieron ambiciosos y belicosos. Descubrieron los secretos de los dioses y Zeus los castigó con erupciones volcánicas y maremotos que destruyeron la gran isla en un terrible cataclismo. De la Atlántida quedan a la vista sólo las cumbres: las islas Azores, Madeira, Cabo Verde y las Canarias, para los griegos "las afortunadas". Todo lo demás descansa en el océano del que toma su nombre, el Atlántico.
Pero Atlante o Atlas, en la mitología griega, era también un gigante, hijo del titán Jápeto y la oceánide Clímede. Es hermano de Menecio, Prometeo y Epimeteo. Pertenece a la generación divina anterior a los olímpicos, la de los seres monstruosos y sin medida. Fue condenado por Zeus a sostener sobre sus hombros la bóveda del cielo. Su morada se fija en el occidente extremo, el país de las Hespérides. Herodoto es el primero en referirse a Atlante como una montaña de África: Perseo convirtió al gigante en roca al mostrarle la cabeza de Medusa. Su hijos son las Pléyades, Híades, Hespérides, Hiante y Héspero.


Por Sergio Giménez Albaladejo y
Mª Carmen Rodríguez Navarro
alumnos de 4º de Cultura Clásica

sábado, 6 de noviembre de 2010

15 SONRISAS ESPECTANTES Y MUCHAS PREGUNTAS

Eso es lo que me encontré cuando les conté a alumnos de Cultura Clásica de 4º de ESO la puesta en marcha del proyecto de la Nueva Expedición de Colón en la que nos invitaban a participar.
Me equivoqué, afortunadamente me equivoqué cuando pensé que haría falta desplegar argumentos y promesas para moverlos a participar. Aún, después de los años, me siguen sorprendiendo, gracias a Dios.
Eso sí la motivación principal es el cine, sentirse especiales por poder ver una película que aún nadie habrá visto y que puede representarnos en los Oscar, en la meca de ese cine norteamericano que es el único que ellos, en definitiva, conocen.
Así que nos pusimos en marcha, con más o menos fortuna o esfuerzo, y zarpamos.

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